lunes, 28 de julio de 2014

Las 1.543 cosas que tienes que tener antes de que nazca tu bebé

Después de vivir dos años fuera del país mi esposo y yo volvimos a Colombia con un bebé en la barriga, mucho susto y sin trabajo. El grado de ansiedad era altísimo y aumentaba considerablemente cada vez que me encontraba con una amiga o conocida que ya era mamá y lo primero que me preguntaba era si ya había pedido tal marca de teteros, que si ya habíamos comprado Global Education o quién nos iba a decorar el cuarto. Y nosotros obviamente no teníamos ninguna de las 1.543 cosas que se supone debíamos tener para poder ser papás. Y lo peor aún es que tampoco sabíamos qué debíamos tener más allá de lo que el sentido común indica.

En el curso psicoprofiláctico, que no fue exactamente un momento para que nos orientaran, sino que parecía un Expo Maternidad, nos ofrecían absolutamente todo cuánto existe que se relacione con un bebe, exámenes para saber si nuestro hijo a los 70 años iba a sufrir de alguna enfermedad, seguros de vida para nuestros nietos, programas de estimulación para que el niño logre entrar a Harvard, etc la ansiedad llegaba a puntos inmanejables. Definitivamente no íbamos a poder con esa tarea.

Pasaron los meses y gracias a los regalos de la familia, amigos cercanos y no tan cercanos logramos tener casi todo. Digamos que nos acercábamos a ponerle chulos a casi toda la lista. Y entonces en ese momento en el que uno con mucha ilusión empieza a arreglar la casa en función del nuevo personaje que viene llega otra mamá experta y dice con bastante displicencia: para qué compraste esterilizador, eso ya no se usa, es una bobada. Y entonces vuelve la desilusión, después del esfuerzo por acumular la mayor cantidad de objetos posibles, me dicen que no se usa. Que cosa tan difícil y agotadora la pre maternidad. Faltando ya poco tiempo estallé en llanto cuando en unas onces me enteré que un bebé bronco aspiró porque los papás, a los cuales se referían como brutos, lo acostaron sin un colchón con una angulación de 40 grados. Quién no va a saber eso. Pues mi esposo y yo no lo sabíamos como otra cantidad de datos, éramos tan brutos como esos papás así que la conclusión fue que Jerónimo fácilmente no iba a sobrevivir con nosotros. Eso era seguro.

Después de cinco años y tres hijos decidí hacer mi propia lista de lo que unos necesitan tener antes de que nazca su bebé, pero sobre todo de varias cosas que estoy 100% segura que no se necesitan.
 
1. Una enfermera. Respetando mucho la labor de las profesionales de la salud no creo que necesitemos una enfermera 24/7. Sí creo que si alguien nos ayuda de vez en cuando para poder salir a cualquier otra cosa que no se relacione con la maternidad está perfecto. Es importantísimo hacer planes con la pareja o amigos, pensar en otras cosas, dejar el tema pañal - tetero - gases por un rato. Y creo que nuestros hijos tampoco la necesitan. Los primeros días los bebés sienten mucho frío y qué mejor razón que seamos nosotros los que los calentamos. Desde que nació mi primer hijo tenía una obsesión (entre otras tantas) y era educarlo para que durmiera muy bien, en su cuarto y nunca se pasara a nuestra cama. Hasta ahora lo hemos logrado, pero no podía educarlo durante los primeros tres meses. La primera semana durmieron con nosotros y a ninguno lo espichamos, y a los tres y cuatro meses los sacamos del cuarto. Duros esos primeros meses si, vivíamos con sueño, también, pero imposible no es. Nunca me levanté bailando de la dicha, y sintiéndome feliz y "bendecida" por esas despertadas de las tres de la mañana. Pero hacía parte de ese plan de conocernos mutuamente con nuestros hijos. Y una de las razones fundamentales por las que creo que no necesitamos una enfermera es porque podemos turnarnos con nuestros esposos, así cada uno duerme muy bien un día y está preparado para el siguiente porque creo que en la lista de lo que debemos tener antes de que nazca nuestro bebé es la plena consciencia de que los dos nos dedicamos a la crianza, con la misma entrega, el mismo amor y el mismo cansancio. Y así como asumimos juntos las terribles levantadas de los primeros meses podemos asumir juntos las terribles levantadas de la adolescencia cuando no lleguen a la hora que prometieron.
 
2. Las marcas que sí o sí tenemos que tener. Me aseguraron que los teteros de determinada marca evitaban el reflujo y esos fueron los que tuvimos, me acuerdo que nos insistían que no importaba el precio porque eran los mejores. Y así fue como esos tan nombrados teteros fueron testigos del reflujo más impresionante de mi hijo mayor. Los teteros son simplemente eso, no les podemos pedir que hagan maravillas. Con mis otros dos hijos seguíamos usando los mismos teteros hasta que por uso se acabaron y entonces nos pasamos a unos que nos dieron excelente resultado. No tienen marca pero el costo es de tres por $5.000 pesos y obviamente tampoco evitan el reflujo ni los gases, pero resisten cualquier cosa. El diseño no es el mejor, es más tienen un exceso de colores, pero nos hemos involucrado muchísimo con estos teteros y los niños también.      
 
3. El maravilloso mundo de los coches. Tengo una debilidad especial por los coches. Me encantan y tendría muchísimos de todos los estilos y colores. Pero la elección del coche debe responder a cuántos hijos tenemos, y cómo nos movemos. Agustín, el tercero no uso mucho tiempo el coche, a penas se sentó pasó a la sombrillita, y ahora como ya camina no usa nada. Me muevo mucho con los niños en transporte público entonces si tuviera un coche muy grande o muy pesado o difícil de cerrar y abrir me costaría más trabajo, entonces es mejor lo más chiquito y sencillo posible. Si uno se mueve en carro siempre pues bienvenido el coche más grande.
 
Podría continuar la lista de lo que no necesitamos antes de que nazca el bebé, pero sería caer en un exceso de cosificación de la maternidad. El embarazo trae consigo muchas dudas sobre temas trascendentales y otras más sobre temas banales, trae mil ilusiones, mil miedos y millones de sueños. Todos vale la pena vivirlos, hablar sobre cómo vamos a criar a nuestros hijos respecto a los valores, pero también imaginarnos si va a tener los ojos de la abuela o que por favor no se parezca a tal abuelo, o que ojalá no baile como el papá. Soñar con el primer viaje, la ilusión de la compota que no se comen sino se untan. Hacer fuerza hasta donde sea posible para que no se enfermen. Esperar esas primeras risas y estiradas de brazos. E imaginarnos cómo se sentirá la primera vez que digan papá o mamá. Todo vale la pena. Lo único que creo que es innecesario es sufrir o angustiarse por tenerlo "todo" y de la marca correcta. Debemos buscar lo que se acomode a nosotros y especialmente lo que nos haga la maternidad más fácil para dedicarnos a lo importante: vivir a su lado, de día y de noche. 

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo, no hay nada como lo simple e ir descubriendo el mundo junto a nuestros bebés sin presiones ni exigencias...

    ResponderEliminar